El Cuviví es el único pájaro que inexplicablemente se suicida. Mientras la mayoría de la población humana migratoria en las Américas viaja de sur a norte, el ave de los pastizales vuela en dirección opuesta. Don Feliciano espera la llegada de los animales una vez al año para cosechar las carroñas en las inmensas playas de las lagunas de Ozogoche. Su nieta Sisa, una niña que entra en la pubertad y sueña con nuevas oportunidades, debe decidir si su futuro estará en la comunidad o lejos de ella. Mientras la comunidad indígena Kichwa espera el cruce de aquellos que se marcharon hacia la frontera entre Estados Unidos y México, la peregrinación de las aves es bienvenida para ser consumida. Tanto Feliciano como su familia luchan por la subsistencia de su cultura frente a las amenazas de desaparecer debido a las tentaciones del fenómeno de la emigración.